“Si queremos que todo siga como está, es necesario que todo cambie”.
Esta conocida cita de El Gatopardo, la famosa novela de Giuseppe Tomasi di Lampedusa, es perfectamente aplicable a la polémica surgida los últimos días a propósito de la tilde de solo.
Recogiendo lo explicado recientemente por la RAE: para acentuar la palabra, tienen que darse dos condiciones: que equivalga a ‘solamente’, es decir, que sea adverbio, y que pueda existir ambigüedad.
- Este fin de semana voy a estar solo en casa porque se va toda la familia al pueblo (es un adjetivo, por tanto no lleva tilde).
- Quedan solo dos días para que acabe el plazo (equivale a ‘solamente’, pero no hay ambigüedad y no hay que usar la tilde).
Aunque el contexto ayuda normalmente a decidir si estamos ante un adjetivo o un adverbio, podría haber alguna situación confusa:
- Me reuní solo con la directora (adjetivo: ‘estábamos ella y yo en la reunión, nadie más’. Sin tilde).
- Me reuní sólo con la directora (adverbio: ‘solamente me reuní con ella, con ninguna persona más’). Este es el único caso en que podría acentuarse para evitar la ambigüedad.
Así que, en resumen, lo normal es que solo no lleve tilde.